Somos un país que en gran parte vive y hace sus entradas de sus recursos naturales, produciendo, transformando y comercializando. Esta comprobado que el mayor porcentaje de las exportaciones están relacionadas con el sector primario en el cual la pesca y la explotación del mar vienen a ser uno de los más importantes
Como hemos señalado en otras ocasiones , la izquierda y sus compañeros de ruta en la Concertación han gobernado estos 20 años con un claro favor hacia las grandes empresas. Al no tener un proyecto compatible con el libre mercado, no han visto mejor manera que ejercer control sobre la ciudadanía asociándose con monopolios transnacionales y grupos económicos oligárquicos nacionales desarrollando una economía neo-mercantilista, subyugando a los asalariados y condenando a la mediana y pequeña empresa a la inopia.
Y la industria pesquera es una de las principales afectadas por este tipo de economía. Siendo esta actividad una de las más importante y de la que se obtienen insuperables ganancias, los sucesivos gobiernos de la izquierda y sus aliados han conseguido para sus personeros y representantes grandes ganancias, devenidas del lobby, directorios y tenencia de acciones de las grandes empresas. Haciendo creer que las empresas absorberán suficiente mano de obra y que pagarán suficientes y dignos salarios a los trabajadores, han sobre regulado el mercado y la legislación laboral, en desmedro de la existencia de la mediana y pequeña empresa, agentes naturales que frenan la avaricia y codicia de los directores y dueños de las grandes empresas. Debe señalarse también que por el hecho de asociarse con los grandes, la Concertación y otros políticos culpables de esta aberración han dejado de lado la consideración de resguardar el medio ambiente, obviando la participación de otros agentes y entidades que pueden aportar mucho para el cuidado y preservación de este recuso natural.
Hoy a 20 años de una dañosa administración con afanes políticos hegemonistas, inesperadamente para la izquierda, la situación política y el manejo de la administración del Estado, ha cambiado, y se abre la posibilidad de revertir esta situación no sustentable en un período largo. Es imprescindible que se reestudien las materias y la situación actual. Debe promoverse que en esta área como en otras de la economía se produzca un cambio que permita incluir de manera activa a la mediana y pequeña empresa, que se desregule hasta limites compatibles con el libre mercado la legislación laboral, sin descuidar derechos y garantías naturales de los trabajadores. En el caso particular de la pesca y la acuicultura se deben incluir en el CNP a representantes de todos los sectores. Y la administración gubernamental debe ser estricta con las grandes empresas para que respeten los límites de pesca, derivados estos de apreciaciones y estudios científicos que los respalden, ya que todos sabemos aún el menos versado que hay especies que corren peligro de extinción, causado principalmente porque las grandes empresas no respetan límites al contar con capacidad productiva gigantesca, lo que no implica que no debe tener límites.
La actividad de los grandes no necesariamente tiene que ser regulada por leyes específicas o hechas a la medida de ellos. La sana competencia, la inclusión de todos los agentes emprendedores, vale decir la mediana y pequeña empresa, como también el aporte de centros de estudio e investigación relacionados con la industria y, la subsidiariedad del Estado, son garantía suficiente del desarrollo y aprovechamiento de este recurso natural, que de una u otra manera nos pertenece y favorece a todos los chilenos.
Hay muchas y diversas formas con las que se pueden llevar la práctica que los procesos productivos se encuadren en el mercado. La pesca no presenta dificultades para hacer uso de subastas de cuotas, pagos de royalty y otras formas que bien empleadas y reguladas con la intención de favorecer el libre mercado y la equidad en la actividad, darán como resultados empresas eficientes y bienestar para todos los que se involucren con esta actividad.
Esta nueva administración ejecutiva del Gobierno del Estado, abre posibilidades y esperanzas que hasta ahora no existían. De haber continuado con la Concertación, la depredación y la injusta manera de explotar la industria pesquera habría entrado en una espiral descendente. No se puede decir que por el hecho de que Piñera sea el nuevo presidente el peligro esta conjurado. Por lo contrario quienes tienen claro el panorama de lo que ha ocurrido con este Bien Nacional en estos 20 años, debemos aunar esfuerzos y en conjunto empujar y buscar maneras que realmente esta situación vuelva su cauce correcto. Políticos, empresarios grandes, pequeños y medianos, científicos y todo aquel que este relacionado con el mar, deben posponer cualquier interés personal o mezquindad, porque la explotación inadecuada de este recurso es sólo: "pan para hoy y hambre para mañana".
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