"Con el puño cerrado no se puede intercambiar un apretón de manos."

"Con el puño cerrado no se puede intercambiar un apretón de manos."

La violencia es el miedo a los ideales de los demás. La humanidad no puede librarse de la violencia por medio de más violencia. No me gusta la palabra tolerancia pero no encuentro otra mejor. Lo más atroz de las cosas malas de la gente mala, es el silencio de la gente buena. La verdad jamás daña a una causa justa. Un error no se convierte en verdad por el hecho de que todo el mundo crea en èl. Un país, un civilización se puede juzgar por la forma en que trata a los animales. Los medios impuros desembocan en fines impuros. La verdadera educación consiste en obtener lo mejor de uno mismo. ¿Que otro libro se puede estudiar mejor que la Humanidad?

Todo lo que se come sin necesidad se roba al estomago de los pobres. Los grilletes de oro son muchos peor que los de hierro. El que retiene algo que no necesita es igual al ladrón. Casi todo lo que realicé es una insignificancia, pero es muy importante que lo hiciera. Para una persona no violenta, todo el mundo es su familia. El capital no es un mal en sí mismo, el mal radica en el mal uso del mismo. Gandhi


jueves, 18 de febrero de 2010

Fidel y Videla


Me sorprende como algunos opinantes de la izquierda dura beatifican al jubilado Fidel. Si se tratase de un tirano derechista le hubieran dado harto palo por sus crímenes. Siempre el diferente rasero. Pero ¿sabía usted que Castro le calentó el agua a la sanguinaria dictadura argentina?

Hace algunos meses, varios festejaron cuando una fiscal italiana citó a Morales Bermúdez, involucrándolo con el Plan Cóndor. ¿Qué dirían si descubren que su barbado tótem estuvo en arrumacos con lo peor de la jauría derechista sudamericana? Y es que quizás lo que los filocastristas locales no sepan es que a pesar de la brutalidad de la dictadura argentina de los 70, los milicos gauchos y Castro andaban en buenas migas. Mientras Videla masacraba gente, los cubanos importaban $357 millones de pesos de mercancía argentina entre 1976 y 1978. Cuba se hizo de la vista gorda mientras miles de argentinos morían por la represión. Todavía más, según la politóloga Kezia Mc Keague la cercanía a Cuba les ahorró a los líderes comunistas argentinos la persecución y permitió que el partido mantuviera su oficina en el país. En respuesta, Castro puso fin al apoyo de grupos guerrilleros en la Argentina.

Y fue, precisamente, Cuba quien con todo su peso influyó en los No-Alineados para evitar una condena a la Argentina. Hasta la Administración Carter refirió que los argentinos y los cubanos cabildeaban juntos desde fuera de la ONU para evitar una condena internacional. Se estructuró todo un lobby cubano-moscovita de defensa a la dictadura de Videla.

Quizás algunos desmemoriados olvidan, también, que por esos años se celebró en La Habana un Congreso sobre la situación de los Derechos Humanos en América Latina, cuya declaración final excluyó extrañamente la violación de derechos humanos en la Argentina. Según el intelectual argentino Juan José Sebreli cuando la Comisión de Derechos Humanos reunida en Ginebra propició una condena a la dictadura militar argentina, incluyendo el tema de los desaparecidos, fue Cuba la que se opuso con mayor vigor (de mano de Moscú, principal importador de granos argentinos). ¿Pragmatismo puro o comunistas y anticomunistas cuidándose las espaldas?

El pragmático Videla además amplió los créditos concedidos a Cuba desde 1973 (año de inicio de gestiones para la firma de convenios comerciales con La Habana). Quizás los castristas criollos olvidan también que Cuba invitó a Videla a la Reunión de Países No Alineados en La Habana. Claro que el dictador gaucho envió, para eludir rumores, a su subsecretario de Relaciones Exteriores, Carlos Cavándoli.

Gabriel Salvia, titular del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina, resaltó la estrecha relación entre las dictaduras. Sostiene que Cuba impidió que se juzgara a militares argentinos por las violaciones a los Derechos Humanos. A 50 años de la revolución cubana, el Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (Cadal) recordó el "apoyo" de la dictadura cubana, liderada por Fidel Castro, a la Argentina, cuyo mando era conducido inicialmente por Rafael Videla. En un artículo firmado por el presidente de Cadal, Gabriel Salvia, se recuerda que el apoyo central de las dictaduras se dio, paradójicamente, en la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas en Ginebra. Salvia hizo hincapié también en el respaldo cubano en la insólita invasión de los militares argentinos a las islas Malvinas, incluyendo el abrazo entre Fidel Castro y el canciller Nicanor Costa Méndez. "Efectivamente, mientras los Estados Unidos y algunas democracias europeas promovían la condena a los militares argentinos por las violaciones a los Derechos Humanos, esta era bloqueada gracias al papel desempeñado por Cuba", dice Salvia. Según el titular de Cadal, así lo reconoció el propio Gabriel Martínez. El hábil diplomático que se desempeñó durante todo ese período como representante argentino en Ginebra declaró: "Cuba siempre nos apoyó y nosotros los apoyamos a ellos".
Fidel y Videla: dos especímenes ideológicos, la misma entraña.

Raúl Mendoza Cánepa
1 de Marzo de 2008

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