"Con el puño cerrado no se puede intercambiar un apretón de manos."

"Con el puño cerrado no se puede intercambiar un apretón de manos."

La violencia es el miedo a los ideales de los demás. La humanidad no puede librarse de la violencia por medio de más violencia. No me gusta la palabra tolerancia pero no encuentro otra mejor. Lo más atroz de las cosas malas de la gente mala, es el silencio de la gente buena. La verdad jamás daña a una causa justa. Un error no se convierte en verdad por el hecho de que todo el mundo crea en èl. Un país, un civilización se puede juzgar por la forma en que trata a los animales. Los medios impuros desembocan en fines impuros. La verdadera educación consiste en obtener lo mejor de uno mismo. ¿Que otro libro se puede estudiar mejor que la Humanidad?

Todo lo que se come sin necesidad se roba al estomago de los pobres. Los grilletes de oro son muchos peor que los de hierro. El que retiene algo que no necesita es igual al ladrón. Casi todo lo que realicé es una insignificancia, pero es muy importante que lo hiciera. Para una persona no violenta, todo el mundo es su familia. El capital no es un mal en sí mismo, el mal radica en el mal uso del mismo. Gandhi


viernes, 5 de marzo de 2010

Movimientos telúricos superaron los 6 grados

Réplicas obligan a familias a huir a los cerros penquistas
Hoy en la mañana, abuelos, minusválidos y niños corrieron a sectores altos por temor a un tsunami.
A duras penas, José Hernández subía la silla de ruedas con su hijo minusválido de 35 años al cerro "La U" en Talcahuano.
Las ruedas estaban rotas, pero con las réplicas de esta mañana prefería romperse la espalda a arriesgarse a que su hijo fuera llevado por un tsunami.José, un hombre de 63 años, no tuvo más opción -según dice-, porque tras las réplicas que superaron los seis grados Richter nadie le avisó si podía o no llegar una ola gigante que volviera a arrasar con el puerto.
Como él, decenas de familias huyeron a los sectores altos en la Región del Biobío al despertarse con la fuerte sacudida de sus casas este viernes.

En el cerro "La U" Emol fue testigo del riesgo sanitario que corren las personas más pobres de la zona. Bebés niños y mujeres embarazadas trataban de descansar en medio de un basural con pañales y excrementos a la vista.
Ya han pasado seis interminables días desde el terremoto y las quejas son las mismas: les falta leche, pan, agua e información.
Llorando, Nilsa Arellano Carrasco, de la población Gaete, dijo que se iba al cerro llevándose unos panes amasados que pudo hacer con harina robada de un saqueo. Sus hijos, que se quedaron cuidando la vivienda, prefirieron que ella se los llevara.
"Ellos me dijeron 'mami llévate el pan mejor'", nos relataba con un tono de voz en que se mezclaban la vergüenza y la impotencia.
Los porteños, con rabia acusan que los Bomberos, Carabineros, ni ninguna autoridad les avisa del estado del mar y de los efectos del terremoto. Aún no tienen luz, por lo que la radio y la televisión son un recuerdo lejano. Sólo viven de rumores; aseguran que el alcalde del puerto, Gastón Saavedra, el alcalde socialista, no quiere ayudar a los habitantes de las poblaciones Gaete y Libertad, porque los responsabiliza de los saqueos.
"Es verdad que saqueamos, pero fue por comida. Otros se aprovecharon y se robaron sillas y teles, pero la mayoría quería comer", confiesa Nilsa.
Pese a que en Talcahuano máquinas retroexcavadoras ya remueven escombros tratando de poner orden, la situación sigue siendo caótica.
Hay personas haciendo largas colas sin saber qué les van a dar ni a qué hora. Y sólo basta caminar cinco minutos para encontrarse con gente haciendo pozos en la tierra para sacar agua, mientras que otros van a pedirla a la pesquera Iquique. Cuando la consiguen dicen que no se la pueden tomar porque tiene petróleo, les sirve sólo para cocinar.
La rabia es patente entre la población, sobre todo porque el alcalde socialista no ha llegado todavía al lugar. Al ver la cámara de Emol Tv, las personas se agrupan exigiendo ayuda y un hombre joven nos dice que si va el edil "lo vamos a quemar".
Nos vamos del puerto pensando en don José y su hijo inválido. Él pide que alguien se lo lleve a un hogar hasta que pase el desastre. "Nosotros no podemos ayudarlo".

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