LA MEMORIA HISTÓRICA PROHIBIDA
Por Hermógenes Pérez de Arce
El Mercurio de Santiago de Chile, 5 Abril 2006
La derecha está contenta. No es dueña del Gobierno, pero lo es del presente y del futuro. Parecen garantizadas indefinidamente la democracia y la libertad económica, sus grandes aspiraciones. La Presidenta ofrece estabilidad en ambos aspectos. Forma comisiones -un prurito suyo-, pero con personas de todos los sectores, ¡hasta ex ministros del gobierno militar!
La izquierda también está contenta. No hubo régimen totalitario ni planificación central, como soñaba, pero tiene el Gobierno, con sus sueldos, sobresueldos, indemnizaciones, licitaciones, gastos reservados, embajadas, sentencias generosas de la justicia de izquierda y otras prebendas. Y es dueña del pasado. Ha reescrito la historia y lavado los cerebros. Además, controla la agenda valórica: divorcio, aborto y todo lo demás.
Así, la Presidenta inauguró un monumento en memoria de tres altos dirigentes de la asociación ilícita terrorista FPMR, brazo armado del Partido Comunista. Fueron degollados por un grupo de carabineros en 1985, crimen unánimemente repudiado en la época y, desde luego, por el gobierno militar. Tanto, que debió dejar su cargo un miembro de la Junta, general César Mendoza, sólo por ser superior en el mando policial. La CNI sindicó inmediatamente a carabineros como autores, cosa que la justicia demoró años en admitir, impulsada por los abogados de izquierda, que querían culpar al régimen.
Pues bien, ahora la Presidenta aprovecha la inauguración del monumento para anunciar «un Programa Nacional de Derechos Humanos». ¿Cómo? ¿Qué tiene que ver el terrorismo con los derechos humanos? Es que, repito, se ha reescrito la historia. Los cerebros han sido convenientemente lavados. Ahora, el PC y su brazo armado son instituciones pías. Gladys Marín -que ya desde 1974 mandaba a jóvenes comunistas a recibir instrucción guerrillera a Cuba (autobiografía de Orlando Millas, p. 186)- fue declarada «hija ilustre» de La Florida ¡por el alcalde UDI de la comuna!
Sin embargo, existe una memoria histórica prohibida, oculta... y verdadera. Revela que, en su oportunidad, el triple crimen dejó en descubierto un hecho notable: uno de los asesinados, José Manuel Parada, era, a la vez, jefe del FPMR y encargado del archivo de la Vicaría de la Solidaridad del Arzobispado. Un frentista que cayó preso, Alfredo Malbrich, describió cómo había sido reclutado por Parada un día que acudió a la Vicaría. Posteriormente, participó en los desembarcos masivos de armas desde naves cubanas. Sus declaraciones in extenso aparecieron en este diario, el 28 de agosto de 1986.
La memoria histórica prohibida registra también que la Vicaría mantenía una clínica para heridos del Frente, lo que se reveló cuando éste tendió una celada, denunciando un falso asalto a una panadería de La Cisterna, y asesinó al joven carabinero que acudió, Miguel Vásquez, de 21 años. Uno de sus asesinos fue herido y recibió auxilio en la clínica de la Vicaría. Fue encubierto por un declarado reo por eso. Hoy, este último abogado de la misma, que estuvo encabeza ¡el servicio de seguridad pública!
Pero todo esto debe relegarse a la memoria histórica prohibida. El pasado es de la izquierda y puede referirlo como quiera, en tanto el presente y el futuro pertenezcan a la derecha, contenta y olvidada por completo de los uniformados que la defendieron (a ella y a todo lo que tenía) y que, con el recuerdo de sus 229 muertos, 432 heridos y una decena entre desaparecidos y secuestrados por terroristas hoy libres (y pensionados), son victimizados por la justicia de izquierda y lanzados ilegalmente a las cárceles, en medio del oprobio general.
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