Antonio Gramsci fue un pensador marxista italiano, nacido en Ales, Cerdeña, en 1891. De familia modesta, logra matricularse gracias a una beca en la universidad de Turín, pero abandona los estudios en 1914 para dedicarse a la militancia política. Descontento del socialismo, es uno de los creadores del partido comunista italiano, en 1921, tras haber fundado, con Palmiro Togliatti y otros, «Ordine Nuovo», revista semanal -cuya divisa era «Decir la verdad es revolucionario»- que pasó luego a ser quincenal. Elegido diputado y secretario general en 1924, dirigió el órgano del partido comunista, «Unità. Quotidiano degli operai e dei contadini». Arrestado en 1926, fue condenado en 1928 por un tribunal fascista a 20 años de cárcel, y murió en una clínica de Roma, contando con cuarenta y seis años de edad, en 1937; se le había otorgado ya su libertad, pero ésta no logró ser alcanzada de hecho.
El fruto de sus lecturas en la cárcel, que le sirvieron como profundización y maduración teórica ante la principal de las cuestiones políticas a que se enfrentaba el partido comunista -las ideas de la Internacional comunista y su propia orientación hacia un partido partícipe del libre juego democrático-, es comentado por él mismo en sus Cartas de la prisión. Desde un punto de vista estrictamente filosófico, opone su «teoría de la praxis», o «historicismo absoluto», que es lo que se llamó historicismo en la bibliografía marxista, específica y duramente criticado por Althusser en Para leer El Capital, al historicismo metafísico de Croce. La historia sólo se comprende con el método dialéctico, a saber, con la conciencia de las contradicciones reales de la sociedad, y el marxismo no puede concebirse más que como una filosofía de la praxis; a una conciencia revolucionaria sigue la praxis, o transformación de la sociedad mediante el acceso al poder de una "clase emergente".
La base de la teoría gramsciana es la definición de «hegemonía», término que precisa las condiciones políticas en que una clase puede erigirse en sujeto histórico de la transformación social, como clase dirigente; esto no es posible si se parte sólo de una consideración del Estado como un poder represivo; el Estado no sólo domina, no sólo es aparato político, o dictadura, sino que posee una auténtica hegemonía en muy diversos órdenes y ámbitos, que pueden recibir el apelativo de sociedad civil.
En este punto encontramos el primer eslabón de coincidencia entre Gramsci y los gobiernos de la izquierda latinoamerica: existe la pretensión plena de ocupar el poder en toda su dimensión de la mano de una hegemonía que involucre cambios sustanciales, mas no radicales.
Gramsci no se orienta hacia la teoría absoluta de la revolución, sino hacia estados transitorios que condicionen la realidad social a un nivel más elevado de cambio, en donde la instauración de un proceso revolucionario se haga sin mayores trauma; la típica expresión de la "revolución pacífica" que no es más que el sacrificio de una generación para la castración ideológica de otra.
El dominio político, expresa Gramsci, y se consigue abundante referencia en los documentos de acuerdo de las reuniones convocadas de distintintas maneras y por distintos motivos en que los izquierdistas se entrelazan directamente entre el chavismo-castrista, los gobiernos actuales, parlamentarios etcétera,y es consecuencia de la hegemonía que se logra en un grupo social y no a la inversa; el grupo social es primero hegemónico y luego dominante (ejemplo: círculos bolivarianos, coordinadoras Simón Bolívar, , la "Concertación" de Chile,"Encuentro Progresista-Frente Amplio-Nueva Mayoría", de Uruguay,el "Partido de los Trabajadores" de Lula en Brasil,).
Estas agrupaciones sociales son una respuesta al papel otorgado a la estructura económica en el desarrollo de la sociedad, para reconocer la importancia de los elementos supraestructurales. De ahí la función de los intelectuales y la que ha de desempeñar el partido ostentador del poder: propiciar la hegemonía por sobre todas las intenciones de gobierno .
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